Made in China: material sanitario
Comprar mascarillas en China era hasta hace unos meses, lo normal. A día de hoy, un “problema”.
En los raros tiempos que vivimos, el origen chino se ha convertido en una preocupación para todo aquel que compra material sanitario, ya sea para venderlo o para uso propio. Vienen muchas preguntas a nuestra mente antes de adquirirlo ¿De dónde vendrá?, ¿Serán fiables estas mascarillas siendo chinas?, ¿El proveedor cumplirá con la normativa europea?
Y la verdad es que no hay una verdad absoluta. No podemos generalizar en este caso, pues estos últimos meses nos han demostrado que hay de todo. Lo que sí es patente es que se ha tornado más difícil diferenciar de lo que lo era antes.
Pero no se sienta mal, incluso los altos cargos internacionales han tenido estas dificultades para discernir entre un buen producto y uno poco seguro y se han visto obligados a retirar enormes partidas de sus países, con las pérdidas económicas y de credibilidad que esto conlleva.
Hemos vivido un momento en el que un bien, a priori poco atractivo, ha llegado a ser moneda de cambio y herramienta diplomática en muy poco tiempo. Y eso, evidentemente, genera una reacción inmediata en el mercado.
En el país exportador de mascarillas por excelencia encontramos ya más de 70.000 empresarios chinos elaborando y vendiendo 100 millones de mascarillas diarias, datos del Ministerio de Industria y Tecnología Informática.
El problema viene cuando nos damos cuenta de que más de la mitad no tenían ninguna experiencia en este sector cuando comenzó la pandemia y que, aún así, carecen de un indicativo que los clasifique como novatos.
Podemos llamarlo falsificación o producto de baja calidad, pero todos vemos que estos fabricantes no pueden producir con las mismas garantías que aquellos que llevan años en el mercado ofreciendo un producto fruto del ensayo y error.
Ahora bien, esto no significa que toda mascarilla china sea defectuosa. Esto simplemente nos invita a realizar un sencillo trabajo previo. Como defendió Hua Chunying, portavoz del Ministerio Chino ”Deben revisar dos veces las instrucciones de uso para garantizar que las mascarillas que compren puedan servir a los propósitos previstos y evitar errores por precipitarse”.
Tan sencillo como conocer las categorías para el producto que tiene China y seleccionar aquella afín al uso que le quiere dar. Mi conclusión es que cualquier estigmatización hacia el origen de un producto de primera necesidad como este hace peligrar la colaboración internacional y la lucha contra la pandemia. La solución está en nuestras manos y pasa por informarnos y no actuar por impulso o estigmatizar todo un mercado.